
2020
Texto crítico de Elena Vozmediano titulado Encuentros en lo oscuro publicado en El Cultural de El Mundo -edición impresa, 18/12/2020, pg. 36/ 37-.
https://elcultural.com/encuentros-en-lo-oscuro
«Por fin, con meses pandémicos de retraso, Madrid Destino inaugura su nueva línea de programación de artes visuales en Condeduque, recuperando algo del movimiento expositivo que tuvo en otros tiempos este megacontenedor, antes de que las eternas obras de remodelación y la decisión de dedicarlo sobre todo a las artes escénicas lo dejaran fuera del mapa artístico. Natalia Álvarez Simó, que ha cumplido, tras su polémica designación, un año al frente del centro, ha encomendado la tarea de devolverlo a ese circuito a Javier Martín-Jiménez, hasta hace poco asesor de arte en la Comunidad de Madrid. Esta primera exposición es alentadora, aunque habrá que esperar a la segunda mitad de 2021 para empezar a valorar su hoja de ruta propia, ya que las próximas muestras e intervenciones escultóricas en los patios, que buscan convertirse en seña de identidad, serán organizadas y financiadas por Madblue, un festival sobre sostenibilidad con capital privado que, en lo artístico, está dirigido por David Barro. Por otra parte, será complejo para el visitante diferenciar esta nueva línea de las que desarrollan, en el mismo edificio, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid –que en este momento exhibe obras de Julio Zachrisson– y el Área de las Artes del Ayuntamiento, que programará en las salas norte.
Uno de los momentos álgidos llega con la escultura envolventes de Paula Rubio Infante, de la que cuelgan miles de “pinchos”
Es buena idea, para reabrir la Sala de Bóvedas –antiguas caballerizas–, subrayar su condición subterránea, que queda vinculada aquí de forma imprecisa a las emociones oscuras y a lo que como sociedad ocultamos. Martín-Jiménez, que es comisario de esta muestra inaugural, ha sabido reunir a algunos de los mejores artistas activos en Madrid de los últimos años, escogiendo trabajos producidos con anterioridad –con excepción de uno, pues no hay presupuesto para otra cosa– que se adaptan muy bien a la sugerente pero difícil arquitectura, de muros intocables por problemas de conservación. Y ha sumado muchos aciertos al relacionarlas entre sí en cada una de las cinco bóvedas enfiladas. Sin embargo, ha abierto demasiado el campo semántico, de manera que el espectador se ve obligado a preguntarse cómo se relaciona cada una de las obras con todo eso que queda “bajo la superficie”, comprendiendo pronto que se ha diluido en cierta medida el argumento para facilitar el encaje de algunos de estos artistas.
Así, mientras que es claro y resultón el arranque con el vídeo de Zoé T. Vizcaíno que convierte la larga y oscura escalera a los sótanos en un acantilado a cuyos pies ruge un Mäelstrom dispuesto a succionarnos hacia las profundidades marinas, tenemos que buscarle significado a la estatua de un hombre que carga con unas lámparas, de Bernardí Roig, que quizá se nos presenta como cicerone para nuestro periplo lúgubre. La impresión de que no todo está bien atado en el subsuelo se confirma en la primera sala, con dispares obras de Ester Partegás, Asunción Molinos Gordo y Julia Varela, por mucho que las de estas dos últimas sean excelentes trabajos. El recorrido da un giro con un feliz encuentro de Carlos Irijalba –muy adecuado sus obras sobre cuevas–, Marco Godoy y Teresa Solar, que coinciden en la elaboración de moldes o pieles, si bien es cierto que se trata de un diálogo ante todo formalista. El hilo argumental sigue perdiendo fuelle en la sala que comparten Karmelo Bermejo (no entiendo cómo cuadra aquí su reconstrucción fantasmal de la colección de arte de un director de museo) y Carlos Rodríguez-Méndez, un artista de calado que ha tenido el privilegio de ser el único de los seleccionados en trabajar por encargo y ha tenido el buen sentido de hacerlo en el propio recinto de Condeduque, aunque su acción de echar al suelo a unos ancianos para dibujar sus perfiles tampoco sea fácil de interpretar en el contexto de la muestra (¿miedo a la decadencia física, a la muerte?).
La exposición toma vuelo con Paula Rubio Infante, que presenta al público uno de sus trabajos más recientes con el que se adentra en el ámbito de la escultura “escenográfica”: son unas estructuras envolventes, de aliento muy dramático, de las que cuelgan miles de “pinchos” o puñales carcelarios hechos a imitación de uno encontrado hace décadas en la prisión Carabanchel. La enorme violencia latente en esta obra se extiende al vecino vídeo de Carlos Aires, Cataratas, que también elabora materiales históricos, en este caso grabaciones de torturas y bombardeos. Desde el horror de lo real pasamos a la monstruosidad mitológica con una de las estatuas clasicistas de nuevos híbridos, de Mateo Maté y un vídeo, Hacia lo salvaje, de Cristina Lucas, que transforma a una mujer en pájaro forestal y al tormento en esperanza. Con ellos, los moldes de máscaras de Sara Ramo, con resonancia tribal y referencia –recuerden el vídeo asociado a ellas– al sombrío tránsito, en la selva, hacia la esfera de la magia. Al final, una prospección más literal con uno de los objetos enterrados por Patricia Dauder para recuperarlos con la huella tumbal, y los plásticos –producto del subterráneo petróleo– sepultados en cemento en Elena Bajo.»
Elena Vozmediano, 2020 @ElenaVozmediano
https://paularubioinfante.com/portfolio/esto-es-un-agujero-20/
https://elcultural.com/y-tu-que-lo-veas
https://www.condeduquemadrid.es
2020
Critical text by Elena Vozmediano entitled Encuentros en lo oscuro (Encounters in the dark) published in El Cultural de El Mundo -print edition, 12/18/2020, pg. 36 / 37-.
https://elcultural.com/encuentros-en-lo-oscuro
«Finally, with pandemic months late, Madrid Destino inaugurates its new line of visual arts programming in Condeduque, recovering some of the exhibition movement that this mega-container had in other times, before the eternal remodeling works and the decision to dedicate it Above all, the performing arts will be left out of the artistic map. Natalia Álvarez Simó, who has served, after her controversial appointment, a year in charge of the center, has entrusted the task of returning it to that circuit to Javier Martín-Jiménez, until little art advisor in the Community of Madrid. This first exhibition is encouraging, although we will have to wait until the second half of 2021 to start assessing its own roadmap, since the next exhibitions and sculptural interventions in the patios, which seek become a hallmark, they will be organized and financed by Madblue, a festival on sustainability with private capital that, artistically, is directed by David Mud. On the other hand, it will be difficult for the visitor to differentiate this new line from those developed, in the same building, by the Museum of Contemporary Art of Madrid –which currently exhibits works by Julio Zachrisson– and the Arts Area of the City Council, that he will program in the north rooms.
One of the highlights comes with the enveloping sculpture by Paula Rubio Infante, from which thousands of «spikes» hang.
It is a good idea, in order to reopen the Sala de Vaults – old stables -, to underline its underground condition, which is here loosely linked to dark emotions and what we as a society hide. Martín-Jiménez, who is the curator of this inaugural exhibition, has managed to bring together some of the best artists active in Madrid in recent years, choosing works produced previously –with the exception of one, since there is no budget for anything else– that are adapted very well to the suggestive but difficult architecture, of untouchable walls due to conservation problems. And he has added many successes by relating them to each other in each of the five lined vaults. However, it has opened up the semantic field too much, so that the viewer is forced to wonder how each of the works is related to all that remains «under the surface», soon realizing that the argument has been diluted to some extent to facilitate the fitting of some of these artists. Thus, while the start with Zoé T. Vizcaíno’s video that turns the long and dark stairway to the basements into a cliff roars at whose feet a Mäelstrom roars ready to suck us into the depths of the sea, we have to look for meaning to the statue of a man carrying some lamps, by Bernardí Roig, who may appear to us as a guide for our gloomy journey. The impression that not everything is well tied in the basement is confirmed in the first room, with disparate works by Ester Partegás, Asunción Molinos Gordo and Julia Varela, even though those of the latter two are excellent works. The tour takes a turn with a happy meeting of Carlos Irijalba – his works on caves very appropriate -, Marco Godoy and Teresa Solar, who coincide in the elaboration of molds or skins, although it is true that it is a dialogue above all formalistic . The storyline continues to lose steam in the room shared by Karmelo Bermejo (I don’t understand how his ghostly reconstruction of a museum director’s art collection fits here) and Carlos Rodríguez-Méndez, an artist of depth who has had the privilege of being the only one of those selected to work on commission and has had the good sense to do so in Condeduque’s own compound, although his action of throwing some elderly people to the ground to draw their profiles is not easy to interpret in the context of the exhibition ( Fear of physical decay, of death?).
The exhibition takes flight with Paula Rubio Infante, who presents to the public one of her most recent works with which she delves into the field of «scenographic» sculpture: they are enveloping structures, with a very dramatic breath, from which thousands of «Pinchos» or prison daggers made in imitation of one found decades ago in the Carabanchel prison. The enormous violence latent in this work extends to Carlos Aires’ neighboring video, Cataratas, which also produces historical materials, in this case recordings of torture and bombings. From the horror of the real we move on to the mythological monstrosity with one of the classicist statues of new hybrids, by Mateo Maté and a video, Hacia lo wild, by Cristina Lucas, which transforms a woman into a forest bird and torment into hope. With them, the molds of Sara Ramo’s masks, with tribal resonance and reference –remember the video associated with them– to the dark transit, in the jungle, towards the sphere of magic. In the end, a more literal prospect with one of the ent objects mistaken by Patricia Dauder to recover them with the grave mark, and the plastics – a product of the underground oil – buried in cement in Elena Bajo. »
Elena Vozmediano, 2020 @ElenaVozmediano
https://paularubioinfante.com/portfolio/esto-es-un-agujero-20/
https://elcultural.com/y-tu-que-lo-veas
https://www.condeduquemadrid.es