
2021
Solo yo son una serie de esculturas sobre el concepto, la práctica y el padecimiento del confinamiento domiciliario, los nuevos hábitos de higiene y otras medidas que rigen la vida en sociedad en tiempos de pandemia.
Si pensamos en las características y consecuencias de la situación de emergencia sanitaria que sufrimos, encontramos algunos aspectos coincidentes con el reglamento, los espacios y los efectos psicológicos y físicos propios del régimen penitenciario y la vida en un contexto de privación de libertad.
Existen diferencias definitivas, importantes y evidentes entre las condiciones de vida de las personas libres y las personas presas. Pese a ello, la nueva normativa que rige nuestra cotidianidad en situación de emergencia sanitaria presenta algunos parecidos con la ordenación del penal. La pandemia ha obligado a los Estados a implementar medidas al conjunto de la sociedad que antes solo afectaban a la población reclusa y como consecuencia de ello, las personas libres hemos podido experimentar ciertos asuntos que antes solo eran problema de «los otros”.
«Si el recluso no puede controlar su presente, mucho menos puede planificar su futuro. Tanto por la extremada primariedad del comportamiento que caracteriza al inadaptado, como por la imprevisible dirección de su vida en la cárcel, el individuo no es capaz de diseñar su futuro, de planificar su conducta en función de unas expectativas que no está en condiciones de establecer. En consecuencia, se deja llevar por lo irremediable de la situación, configurándose en él un fatalismo que supone un hándicap importante que va a dificultar el éxito de una intervención recuperadora, si es que se plantea alguna vez. En este sentido, la falta de control sobre la propia vida que caracteriza la vida en la prisión se convierte en una dificultad añadida para la recuperación del preso. Como dice KENNEDY, (1981):
«…existen indicios experimentales de que las personas que creen tener poco control sobre su propio destino son menos aptas para intentar la solución de sus problemas».
Es por ello por lo que el fatalismo supone una de las principales consecuencias del proceso de inadaptación social, y en la cárcel se presenta con unas características especiales.»
J. Valverde. La cárcel y sus consecuencias: la intervención sobre la conducta desacatada. Madrid, 1997
2021
Solo yo (Only I) is a series of sculptures on the concept, practice and suffering of home confinement, new hygiene habits and other measures that govern life in society in times of pandemic. If we think about the characteristics and consequences of the health emergency situation that we suffer, we find some aspects that coincide with the regulations, the spaces and the psychological and physical effects typical of the prison regime and life in a context of deprivation of liberty. There are definite, important and obvious differences between the living conditions of free people and people in prison. Despite this, the new regulations and laws, the new regulations that govern our lives in a health pandemic, present striking similarities to the prison regime. The pandemic has forced States to implement measures to society as a whole that previously only affected the prison population. Free people have been able to experience issues that were previously only the problem of «others.
«If the inmate cannot control his present, much less can he plan his future. Both because of the extreme primarity of the behavior that characterizes the misfit, and because of the unpredictable direction of his life in prison, the individual is not able to design his future , of planning his behavior based on expectations that he is not in a position to establish. Consequently, he is carried away by the irremediableness of the situation, configuring in him a fatalism that is an important handicap that will hinder the success of an intervention recovery, if it ever arises. In this sense, the lack of control over one’s life that characterizes life in prison becomes an added difficulty for the prisoner’s recovery.
As KENNEDY, (1981) says:
«… there is experimental evidence that people who believe they have little control over their own destiny are less apt to try to solve their problems.»
That is why fatalism is one of the main consequences of the process of social maladjustment, and in prison it presents itself with special characteristics. »
J. Valverde. «Prison and its consequences: intervention on disrespected behavior». Madrid, 1997